Jaime Mascaró heredó un pequeño taller de su padre, de zapatillas de ballet, fundado en 1918 por su abuelo, Pedro Mascaró. El empresario menorquín, supo desarrollar el negocio familiar para crear las marcas Mascaró, Ursula Mascaró y Pretty Ballerinas, traspasando las fronteras internacionales. Tras su pérdida, sus hijas Lina y Ürsula serán las responsables de continuar la saga familiar al frente de la compañía, que actualmente factura alrededor de 57 millones de euros, posee más de 90 tiendas en 22 países y ocupa a más de 200 personas.